TRANSICIONES
Ramón Fresneda
Si hay algo que perdura en mis recuerdos es el de la etapa de colegio como un tiempo repleto de transiciones.
La primera de ellas fue el paso de Areneros a Chamartín. Se podría decir que fue una transición de la antigüedad a la modernidad, de lo rancio a lo ventilado, de lo estrecho a lo amplio, de la noche al día. Eso de llegar a un sitio donde cada curso tiene su propio pabellón de clases y campo de fútbol, fue para mí como pasar del blanco y negro al color. Y no digamos nada de la eclosión deportiva: entrenadores de fútbol, baloncesto, balonmano, hockey, atletismo…
También vivimos, queridos compañeros, la década prodigiosa: nada menos que la revolución musical: rock, pop, twist, madison… La revolución social: hippies, mayo del 68… La revolución universitaria: manifestaciones y carreras por los campus… La revolución religiosa: concilio Vaticano II, encerramientos en las iglesias… La revolución deportiva: Ángel Nieto, Manolo Santana… La revolución de la automoción: del 600 al Renault 8 y al Simca 1000… Y la mini-revolución económica con los gobiernos tecnócratas del Opus.
Creo que todos estos avatares nos cogieron preparados para la transición más importante que vendría al cabo de unos años: la política, con el advenimiento de la democracia…
Ahora estamos, por edad, en la última transición: la que más se disfruta y la que mira estos cincuenta años con sostenida nostalgia y sonrisa benevolente. Esto es lo que toca hoy… Porque hoy… NO ES UN DÍA CUALQUIERA.
jueves 23 de abril de 2015