La celebracion de los 25 años 2 de junio de 1990
En medio del fragor de la batalla celebramos los 25 años de salida del colegio.
Se vivió una intensa jornada que incluyó diversos actos celebrados en el propio colegio. Por supuesto se celebró una misa de acción de gracias celebrada por Agustin Alonso, Francisco Espinosa,
Asimismo se celebraron dos encuentros deportivos de Fútbol y Baloncesto. Recordar detalles del evento resulta difícil dado el tiempo transcurrido.
Por ultimo celebramos una comida en los comedores tradicionales del colegio.
Destacar la presencia de el Hermano Bermejo que nos proporciono un albúm de fotos de medio.
A continuación podeís ver los videos recopilados
En diciembre de 1989 hubo una cena en la cual Javier Montoto hizo el siguiente resumen de los años del colegio:
Madrid, 29 de Diciembre de 1989
Agustín Alonso, compañeros de promoción:
Para muchos de los que hoy estamos aquí, este es un momentoen el que se nos agolpan muchas vivencias de años anteriores que podríamos resumir como “recuerdos durante y antes del Recuerdo” o “nuestro transito por aquellos lugares» porque de lo uno y lo otro había.
Es lógico que en un colegio de educación exquisita y trascendente, los pasillos sean «tránsitos» y el cuarto de baño «lugares», iniciándonos nuestros educadores en ciertos aspectos del racionalismo simple y directo, donde lo que es común a la fisiología de todos los mortales no necesita de palabras complicadas.
Los jesuitas,y aquí tenemos un representante de primera fila, se han distinguido siempre en el arte de simplificar lo difícil, de posibilitar lo que nos parece imposible. Por ello, en 1955, en los primeros días escolares, nuestros. asombrados ojos contemplaban a Adolfo Hitler con mono azul y armado de escoba y cogedor deambulando por los pasillos, o sea tránsitos, de Areneros. Lo que a las democracias les había costado «sangre sudor y lagrimas» para doblegar a tan siniestro personaje en la década anterior, a nuestros docentes les parecía algo tan sencillo como tratar de abrir la negra y pesada puerta del vestíbulo de abajo. !Vaya puertecita!
Para los desmemoriados diremos que el tal »Hitler» no era otro que Manolo, amable y servicial donde los haya,empleado en servicios auxiliares del colegio y poco acertado en el modelo de bigote que no se afeitaba ninguna mañana. Pero tenía la enorme fortuna de no estar afectado todavía por la Ley de Incompatibilidades, al ejercer en casa de Carlos Hergueta como empleado de fincas urbanas, antes llamados porteros,con el permiso de Zubizarreta.
Esos primeros años, para nosotros, se llenaron de una sucesiva cadena de descubrimientos. Don Angel “si señor”(ese niño no sabe lo que dice,ese niño no sabe distinguir, ese niño no se da cuenta de nada), no era un personaje del TBO. Don Agustín («te tirare de las orejas Garcia Martín”), y nuestros profesores de francés, de los que aprendí a mal pronunciar el sonido de la “erre” y que los peces no son veneno. Don Rogelio, fanático coleccionista de cromos de chocolatinas, al que tuvimos ocupado durante una hora de clase intentando despegar del suelo uno de los que no tenía todavía, y D. Mauricio Bekaert con algún antepasado entre los mosqueteros del Rey, debido a su afición de propinar estocadas con el puntero a todo alumno que se moviese mas de lo debido.
Quede aquí nuestro recuerdo al Hno. Hernández que nos enseñaba a poner derechos nuestros renglones torcidos, mientras oscilaba su cuerpo hacia atrás y adelante con las manos metidas en la faja.
Pero también descubrimos que los gemelos no solo servían para la camisa. sino que se llamaban también Martín García (Javier y Juan Carlos), Galán (Luis y Paco} y Jímenez Urrutia (Alfredo y Jase María).Que había chicos de nuestra edad, como Laszlo Szapari., que no lo habían pasado muy bien.
Y también descubrimos la capacidad de adaptación de nuestros padres cuando venían a casa los compañeros de clase. Recuerdo la cara del padre de Alberto Nadal, cuando un servidor metió un gol contra la ventana del cuarto de jugar de su casa. O aquella vez que Yuyo Mazarrasa y su hermano Juan Luis intentaban escalar por las cortinas de la mía, resultando que cortinas y alpinistas dieron con sus huesos en el suelo, ante el asombro materno, ¡y en el día de mi Primera Comunión!
Aunque hay dos cosas, en mi paso por Areneros que no se me pueden quedar en el tintero: las astillas del suelo que se clavaban por todas partes a los que practicábamos con frecuencia el «deporte» de estar de rodillas, y la enorme utilidad del «Alabad al Señor». Este librito resultaba practiquísimo no sólo para cantar en la capilla desafinando menos que el padre Antonio Martínez, quien bregaba a diario con la difícil tarea de entenderse con D.Juan, el organista, nuestro «sordo genial», descendiente en tercera o cuarta 1ínea quizá, del gran Bethoven; sino que también, colocado en el bolsillo trasero del pantalón nos amortiguaba los efectos de los punterazos del citado mosquetero Mr. Bekaert.
Al año siguiente, !Oh maravilla¡, el nuevo colegio, en Chamartin. Nos trasladamos con enormes cambios y nuevos aires en el ambiente. Aunque seguía con nosotros el Sr. Chapete (alias «Sr. Jiménez») aquel de quien algún malogrado y precoz poeta decía: «Chapete barrig6n/cabeza de sandía/ con mucha distinción/barriga de tranvía». De Chapete todos recordamos su consejo de hablar el castellano «mobien».
Del edificio nuevo nos sorprendieron, como es lógico muchas cosas. El que las paredes estuvieran pegadas con brea, o al menos así nos parecía a nosotros. Y debía ser una brea de gran calidad, porque todo sigue en pie sin desplomarse. !Y los clavos de las paredes!, que debían ser sobrantes de la obra y al terminarla no debieron saber que hacer con ellos. Algunos tenían la propiedad de atraer sobre si mismos cualquier pelota o balón que rondase su cercanía. con el fatal desenlace que todos suponéis. En definitiva, los únicos. Clavos justificables eran los del Via Crucis de la Capilla.
Hablábamos antes de aires nuevos y lo fueron también con nuestros curas jovenes comunicativos, buscando nuevos estímulos a nuestro afán de conocer. Alvaro Noriega y Jose Mª Madariaga que se nos fué prematuramente sin habernos podido enseñar más lecciones del Assimil sobre la vida y milagros de Mr. Smith, el judío Moses y nuestra prima de Holanda. Pero antes de que Jose Luis Garci, con su «Asignatura pendiente» nos mostrase el poder evocador del «dile a Laura que la quiero», ya Jose Mª Madariaga nos había introducido enla magia del recuerdo de Laura y Tony.
El que no tenía prima en Holanda, ni creo que su sastre fuera rico, era el Sr. Manrique, castizo achuletado donde los hubiera. Tenía una estupenda letra, cosa que el sabía, pues nos llenaba pizarras y pizarras mientras sacaba la lengua entre los dientes.
El día del Domund, Ramiro de Maeztu y este que os habla, nos presentamos en su casa, en Gaztambide “nosecuantos” provistos de nuestra hucha. Nuestro involuntario donante nos recibió en pijama, acostado entablando con nosotros un diálogo en estos términos mas ó menos :
“¡Jope ya estaís aquí, pareja!”
“¡Tu Ramiro sigues mas negro que el sobaco de un grajo!”.
Ramiro de Maeztu, que no se mordió nunca la lengua como el Sr-. Manrique, le contesto que:
“¡ y Usted tan blanco como el de una paloma”!
Ahí, entonces se terminó todo Y uno, que ha sido siempre de natural poco agresivo, contemplaba atónito la escena con las manos en esa hucha que representaba a un infiel con turbante,para cuya figura había servido de modelo algún antepasado moro o bereber del propio Ramiro, porque el parecido, recordareis, era asombroso.
En tercero la figura máxima era el Sr. Jiménez «patachula». Gracias a é1, a ninguno se nos ha olvidado que:
“el cuadrado de la suma de un percebe es igual a la suma de los cuadrados del polinomio de tres melones».
No se nos podrá negar que estábamos en esos momentos creando las bases mas sólidas de la ingeniería genética actual.
Por entonces desarrollábamos una actividad deportiva mas seria y aparecieron los entrenadores: Jose Mª Fdz. Matinot, del que guardo un agradable recuerdo, y Juanito, talla tipo Ferrandiz, y menos agresivo que su homónimo aquel que pateaba cabezas de alemanes por los campos de fútbol europeos.
Nunca olvidaremos a nuestro querido José Angel Delqado, el P. Delgado, y así lo era; su mala salud pudo con el. De gran belleza interior, aunque externamente mejorable como las fincas a expropiar por la Junta de Extremadura.
El cambio al edificio de arriba, el de los «mayores» trajo muchas novedades: los primeros pantalones largos, algunos larguísimos, como los de Jase Arambarri; nuevos entrenadores, más en serio, como Paco Hernández, Luis Sanz, Pedro Gª Oyaregui y Juan de Dios Román.
También el P. Roldan Rosado, ni blanco ni tinto y el P. Jordán alias “el murci”, natural de Murcia, pero a mi me “olía” que no de la capital, sino de Alcantarilla.
Llegaron nuestros pr-imer·os apuntes a ciclostil: los de Historia del P. Nuñez, en los que se nos pretendía enseñar a esquematizar y relacionar los hechos de cada época; tan de época como la mojadura que le prop1no la manguera osci1ante del jardínn, a través de la ventana al Sr. Gomez Malfaz, padre de Luis Gomez Valdivieso, llamado por algunos «Almirante Boni-Faz» dada su condición de marino de guerra en destinos civiles.
Quinto curso era el señorio de Amando Sanz Escorial que nos inició en la expresión surrealista al decirnos, con harta insistencia al final de los recreos, aquello de ::
“Cuando os toque el pito no me toquéis la pelota”
O lo que es lo mismo : que la más aparente realidad no siempre es lo que hay que entender sino mas bien otra cosa. Aunque donde Amando llegaba a las mas elevadas cotas del arte daliniano era en los famasos «casos de conciencia» de sus clases de moral católica. Siempre le estaremos enormemente agradecidos por haber·nos entrenado en la resolución de problemas como el de:
«Crescencio,. padre de siete hijos, que, acuciado por la necesidadroba un cordero la noche de Navidad; arrepintiendose horas mas tarde, tras haber hecho justicia a su hambre atrasada”
O el caso de:
“Brigida traviesa colegiala que se traga un chicle media hora antesde su Primera Comuníon, rompiendo con ello el ayuno eucarístico”.
Saber dar con el quid de ambas cuestiones nos ha dado una soltura ante la dificultad, que para nosotros es pan comido comprender, por ejemplo, hasta el impreso de la declaración de la renta.
No podemos olvidar. ni mucho menos al Sr. Herradón. con un gran «peso específico» en nuestra formación y que aumentó la «densidad» de nuestros conocimientos prácticos. Gracias a sus enseñanzas pudimos observar un día la -fugacidad de un visillo en casa de Cayetano Oliver al saltar una chispa de azufre volátil, y ¡cómo de volátil! hacia la ventana. Como profesor de Fisica, que tambien era, nos deleitaba cada mañana con una nueva «lámpara» en su chaleco que motivaba un sinfín de apuestas entre nosotros acerca de la capacidad electrostática del pollo al chilindrón o los macarrones con tomate.
Y, mientras tanto, D. César- trataba de hacer de nosotros unos mas que discretos “niños cantores / de Viena” aunque con algunos hubiese sido mejor intentarlo en dirección al coro de «bateleros del Volga», o casi mejor «una cuadrilla de amigotes tras una salida nocturna». A ratos, entre gorgorito y diapasón nos arengaba e1 el P. Almellones, es decir «el Pamellones» del que se cuenta que esta asesorando a Fraga Iribarne para una mejor dicción y claridad en sus mitines.
Por aquellos días apareció en nuestro mundo José Manuel Maruri. que padecía una autentica «neurosis obsesiva» con las focas. Para el cualquiera de nosotros podía ser en algún momento un «tío-foca» y lo que hiciéramos “una foquez», por lo que al cabo de varios meses los nervios de Chiqui Navarrete estaban hechos trizas, saturado al máximo por la presencia masiva del citado pinnipedo.
En sexto curso conocimos al que hoy nos preside y al Sr. Barinaqa al que hoy echamos de menos, suponiendo-le ocupado con algún «asunto» entre manos como era habito suyo por entonces. Tuvimos contacto con el «senequismo» del Sr. Vicente, especialista en confundir al más osado de nosotros y que, atacado por la crónica pereza española repetía año tras año los mismos enunciados en los problemas de Física o Matemáticas. Mientras tanto, el P. Aurelio Prz. Garrido intercalaba, entre la Mater-et Magistra, la -fenomenología de Hussetl y el nominalismo de Ockan, frases como esta:
«Salas dile a Montoto que se cure pronto, que el domingo tenemos partido».
En los dos últimos cursos conocimos a dos próceres de la enseñanza, los PP. Medina y Cobos. Gracias al P. Medina ya no ignoro que la Mona Lisa no está en el zoo de Madrid ni que el Buey Apis no es un semental de la ganadería de Vitorino. El P. Cobos nos enseñó mucho teatro, más latín y el suficiente arte de lidiar las «faenas» de la vida incluidas las estocadas “pescueceras” y a no practicar nunca la suerte del Tancredo.
Y así desde nuestros inicios escolares al lado de Manolo «Hitler» hasta nuestros días en plena democracia. con Agustín Alonso y la LODE, han transcurrido estos venticinco años, y espero
no en balde para nadie.